La campaña política que concluye en las urnas el 14 de mayo próximo, será en Tierra del Fuego posiblemente la más singular, por no decir extraña, de la que se tenga memoria.
Con los plazos para anunciar candidaturas o tejer alianzas exageradamente reducidos, merced al adelantamiento de la fecha para los comicios que dispuso el gobernador Gustavo Melella, a poco más de dos meses de la elección, el nivel de histeria que exhiben los dirigentes de todos los partidos, es por demás notable.
Es que, habiendo tan poco tiempo por delante, les ha resultado imposible llevar adelante un proceso natural de selección de candidatos y de elaboración consensuada de listas en los distintos estamentos. Es imposible. Hasta hace dos semanas, no se sabía cuándo serían las elecciones. Hoy, falta una semana para presentar las alianzas. La confección natural de las boletas no será posible esta vez.
Por eso, se abre un abanico impensado de estrategias y tácticas para lograr algún lugar en la lista para los cientos o miles de pretendientes a ocupar alguna banca durante cuatro años en cualquiera de los Concejos o en la Legislatura. O, por qué no, en los Ejecutivos.
No hay tiempo para marchas, grandes actos o demostraciones de fuerza. No dan los plazos para traer figurones de Buenos Aires y fotografiar la bendición. Se carece físicamente de horas para recorrer los medios intentando transmitir posicionamientos y pretensiones. Lo dicho, no hay tiempo.
Compañeros madrugadores
Será por eso que el frente oficialista que gobierna en la provincia se decidió por el pragmatismo de “todos a la reelección” en los ejecutivos y cada cual propone lo suyo para los legislativos. La temprana decisión los colocó en la pole position a los cuatro: Melella, Vuoto, Harrington y Pérez corren con el caballo del comisario.
Claro que quienes ocupan hoy bancas tanto en los Concejos como en la Legislatura, pretenden hacer valer el mismo derecho: “si ellos repiten, yo también”.
Al mismo tiempo, los que pacientemente esperaron afuera durante cuatro años su oportunidad, se apuran a reclamarla esgrimiendo la tan mentada renovación y cambio. Las negociaciones para confeccionar esas listas, invita a alquilar balcones.
Divididos por el Cambio
Por el lado de la oposición de Juntos por el Cambio, tanta anticipación en anunciar las candidaturas de Pablo Blanco, por el radicalismo y de Tito Stefani, por el PRO, no parece haber redituado ventaja alguna para ninguno de los dos, ni para la alianza que por ahora los contiene. Falta nada para la presentación de alianzas, y el macrismo vernáculo se encamina a una inevitable interna cuyos resultados, pero sobre todo sus consecuencias, son impredecibles.
Deberán reconocer en la coalición que el golpe del oficialismo fue certero y lo sintieron. En definitiva, nada que pueda asustarlos. Tendrán que recomponerse a fuerza de acuerdos o de interna, y dar la batalla que tanto querían dar.
Siempre tercero en discordia, el Movimiento Popular Fueguino, reducido a su mínima expresión, navega segmentado entre un frente y el otro y seguramente logrará insertarse con una facción en cada uno de ellos. Y quizás hasta colocar algún candidato con expectativa en las boletas legislativas. A esta altura, las dos principales fuerzas valoran más poder exhibir el escudo del MPF que los pocos votos que pueda arrastrar el otrora avasallante partido provincial.
Algo no demasiado distinto a lo que ocurre con la referente de Ushuaia Liliana Fadul, a quien todos quisieran tener como aliada y evitar enfrentar. Pero que sigue sin definirse. Tendrá que asumir Chispita que en esta campaña no se trata de analizar tanto, sino de decidir pronto.
Finalmente, otra que anunció a último momento su retorno a la participación eleccionaria es Fabiana Ríos, ex gobernadora y ahora abogada. Estabillo, Manfredotti, Colazo, Bertone. Está a las claras que Tierra del Fuego no se caracteriza por recibir con los brazos abiertos a sus ex mandatarios.