En un mundo que enfrenta una crisis climática sin precedentes, el hidrógeno de bajas emisiones emerge como un aliado potencial para impulsar una transición energética efectiva en Tierra del Fuego. ¿Pero cuáles son los retos y oportunidades de producirlo en la provincia?
El hidrógeno verde no solo es un producto industrial valioso, sino también un componente esencial en múltiples procesos. La producción a gran escala de este recurso no solo contribuiría a la descarbonización, sino que también podría revitalizar la economía y expandir las exportaciones. Argentina tiene ventajas naturales y capacidades técnicas para destacar en esta nueva economía.
El Gobierno argentino ha elaborado una Estrategia Nacional de Hidrógeno que busca guiar el desarrollo de esta industria como política estratégica. La diversificación de la matriz energética a nivel mundial impulsa la necesidad de explorar nuevas fuentes de energía.
La provincia de Tierra del Fuego tiene todas las condiciones para desarrollar una industria sostenible y económicamente competitiva de hidrógeno verde. En particular, se ha convertido en un foco de atención para importadores de energía como la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, que buscan satisfacer su creciente demanda de energía baja en carbono.
La colaboración internacional es clave para el éxito de esta industria. Alemania, líder en el desarrollo de hidrógeno verde, ha establecido acuerdos de colaboración con Argentina y Chile. Esto podría posicionar al Cono Sur como un gran mercado de combustibles bajos en carbono en el futuro.

Sin embargo, el camino hacia el hidrógeno verde no está exento de desafíos. Los conflictos ambientales, especialmente en la Patagonia chilena, destacan la necesidad de abordar la transición energética de manera justa y equitativa, considerando el empleo, el medio ambiente y la distribución de costos.
Algunos expertos argumentan que los impactos ambientales del hidrógeno verde son manejables y que esta tecnología es una mejora con respecto a las fuentes de energía tradicionales. Aunque se reconoce que no existe tecnología completamente libre de impacto, el hidrógeno verde ofrece una solución más limpia y sostenible.
No obstante, lo incipiente de la actividad constituye tanto una debilidad como una fortaleza. Por un lado, no existe certeza de que el prometedor potencial derive efectivamente en un mercado sólido que permita a los países sudamericanos exportar este tipo de energía renovable. Por el otro, la oportunidad es histórica para una región acostumbrada a un avance industrial rezagado y lento, con lo dificultoso que eso implica para insertarse en cadenas productivas de avanzada del hemisferio norte, de convertirse en protagonista inicial de un novedoso desarrollo que incluye factores tan apreciables como el agregado de valor y la generación de empleo especializado y genuino.
La industria del hidrógeno verde brinda una oportunidad histórica a la región para participar en el desarrollo de una industria emergente. La colaboración entre Argentina y Chile podría fortalecer su posición en el mercado, pero es esencial establecer un marco regulatorio claro para garantizar un crecimiento sostenible y equitativo.
A medida que esta industria continúa su evolución, la región debe abordar tanto los desafíos ambientales como las oportunidades económicas que ofrece el hidrógeno verde en su camino hacia un futuro más sostenible.
(Fuente: Climate Tracker)