El intendente de Río Grande, Martín Perez, expresó un severo cuestionamiento hacia el gobierno nacional por lo que calificó como un «grave error» en el manejo de las relaciones diplomáticas, al enviar únicamente a funcionarios de segunda y tercera línea a los actos de conmemoración en el Vaticano por los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile.
Este evento, de significativa trascendencia histórica, fue convocado por el Papa Francisco, quien recientemente destacó la importancia de aquel acuerdo para la estabilidad y cooperación entre ambos países.
Perez subrayó la relevancia histórica del tratado firmado en 1984, que evitó un conflicto bélico entre ambas naciones y consolidó un camino de diálogo y cooperación. “Costó mucho llegar a esa paz con Chile. Ese año no hubo un conflicto prácticamente por un milagro, incluso por cuestiones climáticas”, afirmó el intendente, recordando los tensos momentos que marcaron las negociaciones mediadas por la Iglesia Católica y encabezadas por el Cardenal Samoré.
En este contexto fue que el Papa Francisco puso en valor el acuerdo como un ejemplo de resolución pacífica de conflictos. “Hoy, el Papa Francisco ha puesto en especial valor las negociaciones que detuvieron la guerra, para lanzar al mundo, en este momento, un renovado llamado a la paz y al diálogo”, remarcó Perez.
Sin embargo, criticó la respuesta del gobierno nacional, que consideró insuficiente y carente de seriedad: “Nuestra reacción como nación es bajarle el precio a la convocatoria del Papa enviando funcionarios de segunda o tercera línea. Me parece un error grave en términos diplomáticos”.
El intendente también expresó preocupación por lo que describió como actitudes “confrontativas e ideológicas” en el ámbito internacional. “Las autoridades nacionales deben retomar relaciones internacionales maduras y dejar de lado actitudes confrontativas e ideológicas que dañan el interés nacional. Nosotros no podemos manejar la diplomacia argentina sobre la base del capricho del presidente actual”, sostuvo, aludiendo a tensiones entre el presidente Javier Milei y su homólogo chileno.
En términos más generales, Perez destacó la necesidad de mantener la seriedad y el respeto en el manejo de las relaciones internacionales. “La diplomacia en nuestro país no se puede llevar de esta manera porque nos muestra hacia afuera como un país poco serio. Tenemos que propender a mostrar seriedad en cada una de nuestras acciones”, agregó, enfatizando la importancia de proteger el legado de paz construido.

Otras voces de repudio
La ausencia del canciller argentino en el evento también generó críticas desde la oposición, particularmente en la Unión Cívica Radical.
A través de un comunicado, el Comité Nacional de la UCR lamentó que no se haya dado la relevancia necesaria a un acontecimiento que marcó un hito en la historia diplomática de la región.
“Los pueblos hermanos de Argentina y Chile hace cuatro décadas decidieron dejar de lado los conflictos, y después de estar al borde de una guerra, optaron en forma definitiva por la paz y la convivencia en la región”, expresaron, destacando el rol central de la Iglesia Católica y del presidente Raúl Alfonsín en la resolución del diferendo.
En sintonía, el senador radical por Tierra del Fuego, Pablo Blanco, calificó la ausencia como “una ofensa a la historia y a quienes trabajaron por la paz”. “La diplomacia no puede depender de caprichos políticos. Hago un llamado a respetar este legado y nuestra soberanía”, señaló.
Por su parte, Hernán Rossi, secretario general de la Convención Nacional de la UCR, sostuvo que la actitud del gobierno refleja un “desprecio” hacia los procesos de pacificación y democratización que vivieron los países del Cono Sur en los años 80.
Una oportunidad perdida
El evento en el Vaticano buscó no solo conmemorar los 40 años del tratado, sino también promover un mensaje de paz en un contexto global marcado por conflictos.
En palabras de Perez, “el principal negocio del mundo hoy es la producción y venta de armamentos, algo que genera conflictos en varias partes del mundo. En este contexto, el Papa busca enviar un mensaje de paz, y nuestra respuesta es mezclar las cosas y desvalorizar esa convocatoria”.
La conmemoración de este martes en la Sala Regia del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vatican, que destacó el papel histórico de la Iglesia y de líderes como Juan Pablo II y Raúl Alfonsín, fue una oportunidad para renovar compromisos diplomáticos entre Argentina y Chile. Sin embargo, la decisión del gobierno argentino de enviar representantes de menor rango generó cuestionamientos y abrió un debate sobre la dirección y seriedad de la política exterior del país bajo la actual administración.