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Editorial Sapos y estampidas. Lo que dejó la presentación de frentes en Tierra del Fuego

Ya se definieron los frentes que competirán el 14 de mayo en la provincia. Resignación para permanecer, aún a la sombra. La diáspora opositora, una atomización a la medida del oficialismo.

Sin lugar a dudas, las de 2023 serán las elecciones más raras, enrevesadas y particulares que se hayan producido en la más joven de las provincias argentinas. 

Primero, por el exagerado adelantamiento de la fecha dispuesta por el gobernador Gustavo Melella para el 14 de mayo, tratando de distanciarse lo más posible de las elecciones presidenciales, y evitar así cualquier disgusto. 

Segundo, por la reelección, en masa y juntos, definida tempranamente por los oficialismos, el de la provincia y el de los municipios. 

Y tercero, por la furibunda disputa interna en la principal fuerza de la oposición, que finalmente terminó en explosiva ruptura, favoreciendo, qué duda cabe, a los oficialismos reeleccionistas. 

El miércoles de la semana pasada venció el plazo para la presentación de frentes y la Justicia Electoral recibió la propuesta de siete coaliciones con intenciones de competir. 

Las más esperables, Unidos Hacemos Futuro, integrada por el PJ y Forja, y Juntos por el Cambio, con participación de UCR, MID, Coalición Cívica, ARI y PRO. 

Los otros frentes son Unidad Fueguina, Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Celeste y Blanco, Compromiso Fueguino y Más Río Grande. 

Peronismo segundo, cómodo 

La sociedad que componen el peronismo y Forja, ostentando los tres gobiernos municipales y el provincial, es obviamente la que mejor se perfila en la voluntad del electorado. Lo dicen algunas mediciones, pero se percibe en el aire. 

El viejo peronismo de Tierra del Fuego debió finalmente “tragarse el sapo” de por primera vez en toda su historia no promover un candidato propio a la gobernación. 

Conducido por una joven y astuta dirigencia, el justicialismo vernáculo prefirió darle continuidad al frente con Melella, enrolado en el radicalismo K, en lugar de arriesgar una disputa que a nadie convencía. 

Así, algunas de las figuras que protagonizaron la conducción en la última década, pasarán sin duda al retiro efectivo superados estos comicios. Un reflejo de los desencuentros de los últimos años que, si bien garantiza la continuidad al frente de los municipios, deja un saldo de heridos cuya gravedad recién podrá sopesarse con el correr de los meses. 

Tomando un poco de distancia, surge la deducción de que el otrora monolítico PJ acompaña como actor de reparto a una novel fuerza como Forja que, mal que le pese a muchos, logró construir poder y generar un inédito crecimiento que lo sitúa como una de las principales fuerzas políticas provinciales actuales. Si no la principal, como por estos días exageró uno de sus más importantes referentes. 

La diáspora 

Juntos por el Cambio enfrenta finalmente los próximos comicios totalmente deshilachado. El espacio que había logrado una digna performance en la Constituyente de Ushuaia y que hasta hace pocos meses se perfilaba como indicado para disputarle el poder al oficialismo, hoy es una suerte de endeble subalianza, incapaz de contener las ansiedades de sus principales figuras o de mantener inteligente distancia con sus conspicuos referentes nacionales, que desde Buenos Aires quieren manejar a su antojo las internas provinciales, sin la menor contemplación por idiosincrasias y diferencias. 

Pocas horas después de presentada la alianza, la jueza electoral dio veloz curso a una presentación y el PRO quedó excluido de Juntos por el Cambio que en las elecciones de mayo sólo será integrado por lo que queda de UCR, más un puñado de pequeños partidos. 

El radicalismo, incapaz de sostener un proyecto, no pudieron o no supieron gestionar la orden “de arriba” de mantener la unidad de Juntos por el Cambio a cualquier precio. La diáspora fue inevitable.

El berrinche de Stefani, que se fue con su PRO, el liderazgo de Pablo Blanco sobre la Armada Brancaleone, el portazo de Sciurano con amenaza incluida de dejar la política. Algunas de las escenas del relato de un naufragio. 

La falta de capacidad para abrirse al diálogo y buscar los consensos que sustentaran la competitividad, no pudo resultar en otra consecuencia que no fuera la dispersión, que ganó la batalla. Cada cual irá con su lista y sus candidatos, y se dividirán las preferencias de los electores. Mientras en las unidades básicas y en el forjismo descorchan espumantes. 

Furgón de cola 

El Movimiento Popular Fueguino, fue más de lo mismo. Confirmado su inexorable destino de extinción, apenas sobrevive en formato de negocio para los tres o cuatro que conservan el sello de goma, mientras puedan y nadie lo note demasiado.

Así las cosas en los cuarteles, los jóvenes libertarios fueguinos aprovechan el sorprendente crecimiento de Milei a caballo de su muy particular discurso, y sin mucho proyecto político, pero con varios slogans de fácil asimilación, no dudaron en aliarse con la iglesia evangélica para motorizar una campaña que busca captar el descontento generalizado con la política tradicional, en clave de derechas.