El cambio en sí mismo no es ni bueno ni malo. Es cambio, algo que deja de ser para pasar a ser otra cosa.
La continuidad tampoco lo es. No se desprende de su condición de permanencia que algo vaya a ser favorable o desfavorable. Puede serlo como no serlo.
Estas líneas no pretenden, ni por asomo, aleccionar a nadie. Su intención es solamente revelar, echar luz sobre una realidad que no es ni buena o mala en sí misma, es lo que es. Es lo que hay.
Se había pronosticado que las elecciones del próximo 14 de mayo serían las más raras que posiblemente se hayan vivido en Tierra del Fuego. El vaticinio se está cumpliendo, a juzgar por los nombres que integran las numerosas, las numerosísimas nóminas de los distintos partidos y alianzas para todos los estamentos en juego.
Hay una particularidad que salta a la vista. Vayamos pasando revista:
La lista de candidatos a la Legislatura del Partido Verde, ofrece a la actual legisladora María Laura Colazo en primer término, y al actual legislador y ex (medio) gobernador a Mario Jorge Colazo, en tercero.
En Somos Fueguinos, los dos primeros lugares a la Legislatura lo ocupan el presidente del Concejo Deliberante de Río Grande, Raúl Von der Thusen y el ex legislador Jorge Lechman.
En el Movimiento Popular Fueguino quienes encabezan la nómina legislativa son los dos actuales legisladores, Damián Löffler y Pablo Villegas.
El Partido Justicialista, por su parte, propone en primer término al presidente del Concejo de Ushuaia, Juan Carlos Pino, y en segundo a la actual parlamentaria María Victoria Vuoto. En el quinto lugar asoma la concejal riograndense Cinthia Susñar.

La lista del partido de la concertación Forja, la fuerza oficialista, exhibe como particularidad que los seis primeros lugares los ocupan legisladores en funciones de distintos orígenes: Federico Sciurano, Myriam Martínez, Federico Greve, Andrea Freites, Mónica Acosta y Ricardo Furlan. Les sigue, como séptimo. un concejal forjista de Río Grande, Walter Campos.
Unidad y Reconstrucción, una especie de outlet del peronismo, está encabezado por la actual diputada y ex gobernadora, Rosana Bertone.
Es Liliana Martínez Allende, también legisladora y presidenta de la UCR, quien encabeza la nómina legislativa de la alianza Juntos por el Cambio.
El Frente Popular postula a Miriam Laly Mora, edil de Río Grande, en primer término para la Legislatura de la provincia.
La lista de candidatos del partido Social Patagónico propone, a su vez, a la ex legisladora, ex diputada nacional y ex gobernadora Fabiana Ríos para volver a ocupar una banca en la casa de las leyes fueguina.
Nadie se va a Sevilla
Doce de los quince actuales integrantes de la Legislatura provincial, van por su reelección. Todos en los primeros lugares, todos en puestos expectantes y varios de ellos en distintos partidos respecto de cuando obtuvieron la banca en 2019.
Además, dos ex legisladores quieren volver a legislar en la provincia. Y cuatro concejales en funciones, tres de Río Grande y uno de Ushuaia, aspiran a una banca legislativa.
Para el caso del Gobierno provincial, es bien sabido que el actual mandatario busca repetir en su mandato, es decir uno que será ex gobernador, quiere seguir siéndolo.
Pues otros tres ex gobernadores aspiran a un escaño legislativo: Fabiana Ríos, Jorge Colazo y Rosana Bertone. El brevísimo gobernador “mandato cumplido” -como le gusta que lo llamen- Juan Carlos Arcando, buscó infructuosamente hacerse un lugarcito en el Concejo de Tolhuin.
Otro ex legislador provincial busca su permanencia, pero esta vez al frente de la comuna de Tolhuin, cargo que ya ocupa. Es Daniel Harrington, integrando la alianza oficialista. Y un ex intendente de la mediterránea localidad, Claudio Queno también competirá para recuperar ese sillón, en su caso por el partido Sol de Mayo.
En los Concejos Deliberantes de Ushuaia, Tolhuin y Río Grande la mecánica se repite, aunque en una medida bastante inferior. No vale la pena quizás repasar las nóminas en busca de más detalles, pues la idea central que sustenta estas líneas está presentada y comprendida.
La muy clara estrategia de la permanencia salta a la vista. El empeño en identificar aquellos casilleros en blanco que puedan llegar a ser ocupados con urgencia, sin medir demasiado los riesgos y consecuencias.
Es bien cierto que hay varios partidos que presentan nuevas caras, nuevos nombres, muchos desconocidos y sin experiencia, otros seguramente con solvencia técnica. La renovación que proponen estas pequeñas fuerzas políticas es inversamente proporcional a la posibilidad de lograr un resultado importante en las urnas. Las fuerzas más poderosas, los partidos más numerosos o quienes ya están ocupando espacios, son los que arrastrarán la inmensa mayoría del favor de los electores fueguinos. Vamos, como siempre ha ocurrido.
Volvemos al principio: que todo cambie, que se vayan todos y vengan todos nuevos, no será ni bueno ni malo. Todos quieren permanecer, a cualquier precio, no es en sí mismo una virtud o un defecto. Es simplemente la realidad de la política de Tierra del Fuego.
No fue nunca el propósito de este artículo adscribir a la naif e inconsistente postura, políticamente correcta, de defenestrar el apetito continuista de la dirigencia política fueguina. Por lo mismo que se ha dicho, que todo cambie o que nada cambie, no asegura que algo mejore o empeore, no va de suyo. En todo caso, bastante daño ha provocado en años recientes el llamado “voto bronca”.
El humilde objetivo de estas líneas es poner en alerta a los lectores sobre una realidad que, ante tanta nómina, tanto nombre, tanto número y tanto símbolo partidario, tiende a pasar desapercibido.
Esta es la realidad, los políticos de Tierra del Fuego tienen una natural tendencia a conservar sus cargos, a permanecer, a rotar, a disimular, a contorsionarse para siempre estar. Lo cual no es ni bueno ni malo. Es lo que hay.