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Tierra del Fuego en la encrucijadaLa hora de las alianzas en contexto de polarización

A sólo dos días del cierre de inscripción de frentes electorales para las legislativas, la provincia austral vive un clima de incertidumbre. La izquierda avanza en solitario, el radicalismo y fuerzas locales oscilan entre el PRO y La Libertad Avanza, y el PJ consolida su división, en un escenario que anticipa realineamientos clave de cara a 2027.

El calendario electoral argentino entra en una fase decisiva: el 7 de agosto vence el plazo para registrar alianzas de cara a las elecciones legislativas, y en Tierra del Fuego, como en el resto del país, las negociaciones están teñidas de una polarización que trasciende lo local. Con el espectro político dividido entre adherentes y opositores a Javier Milei, los partidos enfrentan una disyuntiva estratégica: definir su posicionamiento no solo para esta contienda, sino para el futuro inmediato de la política nacional.

Hasta ahora, solo dos fuerzas han concretado anuncios. Por un lado, el Frente de Izquierda, que mantiene su tradicional rechazo a coaliciones con otras fuerzas y prepara una lista encabezada por María Meza como candidata a diputada nacional. Por otro lado, la Unión Cívica Radical, cuyo precario escenario de negociaciones refleja la fragmentación provincial. El partido, debilitado a nivel nacional, explora acuerdos con el PRO, el Movimiento Popular Fueguino (Mopof) o incluso Provincia Grande, aunque sin consensos firmes. La posibilidad de un frente anti-Milei liderado por el radical Pablo Blanco -cuya única condición es no sumar al kirchnerismo que representa Walter Vuoto- añade otra capa de complejidad.

Si bien las próximas horas serán determinantes y definitorias, es un secreto a voces en Río Grande que el Movimiento Popular Fueguino que en la provincia representan los hermanos Löffler está a punto de concretar una alianza con el intendente justicialista Martín Perez. 

Los Löffler, activos e históricos protagonistas de las últimas décadas, se quedaron con la franquicia del ex ministro Sergio Massa y su Frente Renovador, certificado nada despreciable de cara a los vientos nuevos que soplan en Buenos Aires (y en Río Grande) para el kirchnerismo residual.

Perez por su parte, confía en su sólida performance en la intendencia de la ciudad más populosa de la provincia, y en definitiva en la que mejor resultado obtuvo el peronismo en la última elección. Un acercamiento con el mandamás del PJ oficial Walter Vuoto es a estas horas una utopía, no sólo por las heridas aún sin cicatrizar, sino por una elemental razón de conveniencia.

Es que el discrecional manejo del sello partidario del intendente capitalino comienza a revelar sus negativas e inevitables consecuencias. Su desesperada presencia en Río Grande de los últimos días no pudo ser más magra. Todos sus intentos por acercar posiciones no encontraron ningún eco entre la “compañerada” riograndense. 

Ayuno totalmente de victorias, Vuoto desandó el camino hacia el paso Garibaldi con muy poco para exhibir: la adhesión de dos figuras en franca vía de extinción: los ex gobernadores Jorge Colazo y Fabiana Ríos.

Sólo en Ushuaia el presidente del PJ logró cierta cohesión, reteniendo a duras penas al sector del inquieto legislador Juan Carlos Pino (de reconocida capacidad militante), bendición de por medio a su esposa, la senadora Cristina López, para que intente repetir en el Congreso. Posterga así Vuoto a la también senadora de su riñón, María Eugenia Duré, cuya mala imagen pública lo es casi tanto como la del propio intendente capitalino.

Perez y Daniel Harrington velan sus armas flanqueados por la fracción más pragmática del Mopof, y se aprestan a cerrar acuerdo también con Somos Fueguinos, de la histórica dirigente justicialista Liliana “Chispita” Fadul. Sólo faltaría el detalle de descartar algún que otro nombre que no sería tolerado por el sector de los intendentes (ni el de los Löffler), y el frente quedaría conformado.

El cierre de inscripciones dejará al descubierto no solo las cartas para octubre, sino los primeros esbozos de la geometría política de 2027. En Tierra del Fuego, donde el oficialismo provincial y la oposición nacional tienen vasos comunicantes, las definiciones de esta semana podrían reconfigurar el mapa electoral austral. Por ahora, la única certeza es que, tras el 7 de agosto, ya no habrá espacio para ambigüedades.